Puro mestizaje o mestizaje puro, que para el caso es lo mismo. En estos tiempos de influencias musicales, es delicado abordar con un instrumento tan poco habitual como el violín, estilos flamencos tan consolidados como las siguiriyas o las tonás.
Sophia Quarenghi, no solamente asume el reto de dar un recital flamenco, “El Arco Flamenco”, donde el instrumento subraye la voz o la melodía cantaora, como ha sido habitual y frecuente en otros conciertos.
Aquí, en esta propuesta musical, acepta en varios estilos la responsabilidad de ser ella misma, a través de las notas graves de su violín, la voz solista que singulariza el desgarro y el quejío jondo y profundo del sentir cantaor.
Quizás sea en estas músicas ancestrales y atávicas donde encontremos las influencias germánicas de su formación musical. Firmeza y profundidad, dos cualidades que Sophia nos ofrece con rotunda expresividad emocional.
Y al tiempo, en los estilos livianos, farruca, malagueña y, especialmente, la vidalita, de una grandeza que firmaría el mismísimo, Juan Valderrama, ese otro lado fronterizo de su Basilea natal, el francés, aporta una dulzura comunicativa que empasta a la perfección estos estilos melódicos y rítmicos.
Muy bien acompañada, merece destacarse a Pepe Alconchel, muy seguro en todos los cantes, destacando en la seguiriya con el “macho” de Manuel Torre.
En la guitarra, Miguel Chamizo. Sobrio y solvente toda la noche, consigue un perfecto ensamblaje musical, tanto con el cantaor, como cuando el protagonismo lo asume el violín.
En la percusión, Carlos Merino, acepta el papel de ser un acompañante sin protagonismos gratuitos. Lo que tocaba en esta ocasión.
Se agradece el respeto con el que Sophia Quarenghi se acerca al siempre complejo mundo del flamenco. Con el amor y la ternura con que lo interpreta. Y se palpa. Transmitir se le llama a eso.
Pure mixture or pure fusion, which is the same for the case. In these times of musical influences it is difficult to deal with a not very usual instrument as is the violin, flamenco styles so consolidated as so consolidated as the siguiriyas and the tonás.
Sophia Quarenghi, assumes not only the challenge of giving a flamenco recital, “El Arco Flamenco”, where the instrument stress the voice or singer melody, as has been usual and frequent in other concerts.
Here, in this musical proposal, she accepts in different styles the responsibility to be herself, through the bass notes of her violin, the solo voice that distinguishes the tear and the quejío jondo and deep feeling.
Perhaps in these ancient and atavistic music where are the Germanic influences in her musical formation. Firmness and depth, two qualities that Sophia offers us with resounding emotional expressiveness.
And at the same time, in the light styles like farruca, malagueña and, especially the vidalita, of a greatness that even Juan Valderrama would sign, this other bordering part of her native Basel, the French, contributes to a communicative gentleness that fits perfectly in those melodic and rhythmic styles.
Very well accompanied, it is worth it make stand out to Pepe Alconchel, very secure in all the styles, over all in the seguiriya , with the “macho” of Manuel Torre.
At the guitar, Miguel Chamizo. Sober and solvent during the whole performance, obtains a perfect musical assembly, both with the flamenco singer, like when the violin plays the leading role.
On the percussion, Carlos Merino, accepts the role of a sideman without more prominence. What was then, in this occasion.
Is grateful for the respect with which Sophia Quarenghi approaches the always complex world of flamenco. With the love and tenderness with which she interprets it. And it is felt. Transmit that is called.
Juan Salido Freyre
Cátedra de Flamencología de Jerez